El SLS (Space Launch System) es el cohete de la NASA que debe sustituir al transbordador espacial. Se trata de un lanzador gigante con capacidad para colocar en órbita baja entre 70 y 130 toneladas usando tecnologías derivadas del programa shuttle. El SLS será el cohete más grande en servicio y permitirá mantener operativas las instalaciones del Centro Espacial Kennedy de la NASA, entre muchas otras. Sin embargo, hay un grave problema y es que nadie sabe qué hacer con el SLS.
O mejor dicho, nadie sabe qué hacer con el dinero destinado al programa. Con el presupuesto actual, misiones tripuladas de alunizaje o a Marte son meras fantasías. La situación recuerda vagamente a lo sucedido con el transbordador a mediados de los años 70, cuando se canceló el programa de la estación espacial que la NASA planeaba poner en órbita por entonces y que se había esgrimido como la principal justificación para la lanzadera espacial. Para salir del atolladero, se decidió que el shuttle lanzaría todos y cada uno de los satélites norteamericanos, retirando a los lanzadores desechables convencionales. En el caso del SLS, la situación es mucho peor, puesto que el programa ha nacido sin un objetivo claro desde el principio.
De entrada, la NASA quiere usar el SLS para lanzar la nave tripulada MPCV-Orión hacia la Luna o a la ISS. De hecho, una misión tripulada a la Luna podría tener lugar en una fecha tan temprana como 2019. El problema es que se hace difícil justificar la existencia de un sistema de lanzamiento tan increíblemente caro que se limita a repetir los logros del Apolo 8 medio siglo después. Si echamos un vistazo al calendario provisional -muy provisional- de lanzamientos del SLS, veremos algo así:
Los Block 1, Block 1A y Block 2 son las distintas versiones del SLS, con capacidad para 70, 100 y 130 toneladas en LEO, respectivamente.
En el calendario anterior salta a la vista que la mayoría de misiones del SLS serán "misiones de carga", pero obviamente están aún por determinar. Y es que cualquier carga de semejantes dimensiones tendría un presupuesto asociado igual de grande. No existen las "cargas simples y baratas", así que nos podemos olvidar de telescopios espaciales gigantes o cosas por el estilo (pero estaría bien, ¿eh?). De todas formas, la cofia de 8,4-10 metros de diámetro del SLS tiene una enorme capacidad. Una opción sería mandar módulos tipo MPLM a la ISS con víveres para varios años o bien lanzar una o varias sondas a los planetas exteriores. El SLS permitirá dejar atrás las complejas carambolas gravitatorias que necesitan algunas sondas para llegar a su destino, pero la pega es que el coste del lanzamiento de cada SLS podría ser comparable al presupuesto de la propia nave, así que es difícil ver las ventajas de esta aplicación.
En lo que se refiere a los vuelos con el MPCV, en las misiones lunares la Orión sería lanzada mediante el SLS Block 1 con una tercera etapa criogénica iCP (interim Cryogenic Stage), mientras que las versiones Block 1A y Block 2 usarían una CPS, más capaz. Se están estudiando misiones de sobrevuelo y orbitales. En el primer caso, la Orión, con dos o cuatro astronautas a bordo, tardaría 3 o 4 días en llegar a la Luna y el mismo tiempo en regresar a la Tierra, pasando a unos pocos cientos o miles de kilómetros de nuestro satélite. Para las misiones en órbita lunar, las etapas iCPS y CPS se usarían para colocar la Orión en órbita lunar. La carga útil de la Orión más la CPS en estas misiones sería de unas 66 toneladas. Las misiones tripuladas a la órbita geoestacionaria también podrían ser una aplicación para el SLS. En este caso se efectuarían dos lanzamientos con una carga de 110 toneladas cada uno. En el primero se pondría en órbita una etapa CPS con un contenedor de carga y en el segundo despegaría una Orión tripulada con otra CPS. La tripulación se dedicaría a supervisar el despliegue de satélites, repararlos o modificar su órbita.
Una vez introducido el SLS Block 2 allá por el lejano 2032, un aparato similar en prestaciones al Saturno V, se podrían llevar a cabo vuelos tripulados y con carga al mismo tiempo. Para efectuar misiones a asteroides cercanos, serían necesarios un mínimo de tres lanzamientos del SLS. No se descarta usar el SLS para vuelos tripulados a la ISS, en cuyo caso la Orión volaría sin ninguna etapa propulsiva adicional.
El SLS se ensamblará en el interior del edificio VAB del Centro Espacial Kennedy de forma parecida a cómo se integraba el transbordador espacial y se trasladará hasta la rampa de lanzamiento 39B sobre una torre de servicio móvil (ML, Mobile Launcher) no muy diferente de la usada para el Saturno V. No se planea usar la rampa 39A para el programa SLS por culpa de las limitaciones presupuestarias. El siguiente vídeo ilustra estas operaciones perfectamente:
Visto lo visto, el problema de la NASA no es tanto sacar adelante el SLS como buscar una justificación para su existencia. Se admiten ideas.
Un SLS Block 1 con una nave tripulada Orión en la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy (NASA).
O mejor dicho, nadie sabe qué hacer con el dinero destinado al programa. Con el presupuesto actual, misiones tripuladas de alunizaje o a Marte son meras fantasías. La situación recuerda vagamente a lo sucedido con el transbordador a mediados de los años 70, cuando se canceló el programa de la estación espacial que la NASA planeaba poner en órbita por entonces y que se había esgrimido como la principal justificación para la lanzadera espacial. Para salir del atolladero, se decidió que el shuttle lanzaría todos y cada uno de los satélites norteamericanos, retirando a los lanzadores desechables convencionales. En el caso del SLS, la situación es mucho peor, puesto que el programa ha nacido sin un objetivo claro desde el principio.
De entrada, la NASA quiere usar el SLS para lanzar la nave tripulada MPCV-Orión hacia la Luna o a la ISS. De hecho, una misión tripulada a la Luna podría tener lugar en una fecha tan temprana como 2019. El problema es que se hace difícil justificar la existencia de un sistema de lanzamiento tan increíblemente caro que se limita a repetir los logros del Apolo 8 medio siglo después. Si echamos un vistazo al calendario provisional -muy provisional- de lanzamientos del SLS, veremos algo así:
Los Block 1, Block 1A y Block 2 son las distintas versiones del SLS, con capacidad para 70, 100 y 130 toneladas en LEO, respectivamente.
En el calendario anterior salta a la vista que la mayoría de misiones del SLS serán "misiones de carga", pero obviamente están aún por determinar. Y es que cualquier carga de semejantes dimensiones tendría un presupuesto asociado igual de grande. No existen las "cargas simples y baratas", así que nos podemos olvidar de telescopios espaciales gigantes o cosas por el estilo (pero estaría bien, ¿eh?). De todas formas, la cofia de 8,4-10 metros de diámetro del SLS tiene una enorme capacidad. Una opción sería mandar módulos tipo MPLM a la ISS con víveres para varios años o bien lanzar una o varias sondas a los planetas exteriores. El SLS permitirá dejar atrás las complejas carambolas gravitatorias que necesitan algunas sondas para llegar a su destino, pero la pega es que el coste del lanzamiento de cada SLS podría ser comparable al presupuesto de la propia nave, así que es difícil ver las ventajas de esta aplicación.
SLS Block 1(izquierda) y SLS Block 2 (derecha) (NASA).
SLS Block 2 (NASA).
Contenedor con módulos para la ISS usando un ATV europeo como sistema de propulsión. El SLS podría lanzar este vehículo (NASA).
En lo que se refiere a los vuelos con el MPCV, en las misiones lunares la Orión sería lanzada mediante el SLS Block 1 con una tercera etapa criogénica iCP (interim Cryogenic Stage), mientras que las versiones Block 1A y Block 2 usarían una CPS, más capaz. Se están estudiando misiones de sobrevuelo y orbitales. En el primer caso, la Orión, con dos o cuatro astronautas a bordo, tardaría 3 o 4 días en llegar a la Luna y el mismo tiempo en regresar a la Tierra, pasando a unos pocos cientos o miles de kilómetros de nuestro satélite. Para las misiones en órbita lunar, las etapas iCPS y CPS se usarían para colocar la Orión en órbita lunar. La carga útil de la Orión más la CPS en estas misiones sería de unas 66 toneladas. Las misiones tripuladas a la órbita geoestacionaria también podrían ser una aplicación para el SLS. En este caso se efectuarían dos lanzamientos con una carga de 110 toneladas cada uno. En el primero se pondría en órbita una etapa CPS con un contenedor de carga y en el segundo despegaría una Orión tripulada con otra CPS. La tripulación se dedicaría a supervisar el despliegue de satélites, repararlos o modificar su órbita.
Despegue de una Orión con un SLS Block 1A (NASA).
Orión en la Luna (NASA).
Una vez introducido el SLS Block 2 allá por el lejano 2032, un aparato similar en prestaciones al Saturno V, se podrían llevar a cabo vuelos tripulados y con carga al mismo tiempo. Para efectuar misiones a asteroides cercanos, serían necesarios un mínimo de tres lanzamientos del SLS. No se descarta usar el SLS para vuelos tripulados a la ISS, en cuyo caso la Orión volaría sin ninguna etapa propulsiva adicional.
El SLS se ensamblará en el interior del edificio VAB del Centro Espacial Kennedy de forma parecida a cómo se integraba el transbordador espacial y se trasladará hasta la rampa de lanzamiento 39B sobre una torre de servicio móvil (ML, Mobile Launcher) no muy diferente de la usada para el Saturno V. No se planea usar la rampa 39A para el programa SLS por culpa de las limitaciones presupuestarias. El siguiente vídeo ilustra estas operaciones perfectamente:
Visto lo visto, el problema de la NASA no es tanto sacar adelante el SLS como buscar una justificación para su existencia. Se admiten ideas.
Traslado del SLS a la rampa 39B (NASA).
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