jueves, 5 de enero de 2012

Volcanes en Mercurio

 
Poco a poco, la sonda MESSENGER de la NASA está descubriendo cosas muy interesantes sobre Mercurio. Para la mayoría, el planeta más pequeño del Sistema Solar es una especie de copia a gran escala de la Luna, pero si nos acercamos lo suficiente las diferencias se hacen evidentes.

Mercurio en falso color visto por MESSENGER. La mancha brillante en la parte superior es la cuenca de impacto Caloris (NASA).

En enero de 2008, durante uno de los sobrevuelos de Mercurio que realizó la sonda antes de su inserción orbital, MESSENGER captó un extraño cráter situado en el borde de la cuenca de impacto de Caloris. Caloris, con 1550 kilómetros de diámetro, es una de las cuencas más grandes del Sistema Solar. En aquel momento, la resolución de la imagen no superaba los 270 metros por píxel, dificultando la interpretación de la estructura. Para intentar aclarar el misterio, el pasado junio -con la sonda ya situada en órbita alrededor de Mercurio-, MESSENGER obtuvo una nueva imagen con una resolución de 28 metros por píxel. El resultado, lo podemos ver a continuación:

¿Un volcán mercuriano? Imagen de MESSENGER obtenida el pasado junio (NASA).

Imagen de contexto del volcán captada por MESSENGER en 2008 (NASA).

¿Y qué es lo que vemos en la fotografía? Pues con toda seguridad, un volcán mercuriano. Con una "caldera" de 23 kilómetros de diámetro, la estructura es relativamente reciente, como se puede deducir por la ausencia de cráteres de impacto en su interior. Nadie sabe cómo se han formado estos volcanes tan jóvenes en un mundo que se supone geológicamente muerto, pero está claro que no es el único. Ya en septiembre de 2009 pudimos ver otro volcán muy parecido. MESSENGER descubrió hace tres años que la mayor parte de cuencas de impacto del planeta -incluyendo Caloris- están cubiertas por lava con bajo contenido en hierro, lo que sugiere una violenta y reciente actividad volcánica a escala planetaria. Por otro lado, el espectrómetro de rayos X a bordo de la sonda ha medido las abundancias relativas de magnesio, aluminio, calcio y silicio del regolito mercuriano, descubriendo que la composición media de algunas zonas de la superficie es muy diferente a las rocas lunares, muy ricas en feldespato. Eso sí, las lavas mercurianas no se diferencian mucho de los basaltos que componen los mares lunares.

Otro posible volcán mercuriano visto en 2009 (NASA).

Estos volcanes tienen un origen claramente explosivo, a diferencia del otro gran misterio descubierto por la MESSENGER, las "cavidades" o hollows. Las cavidades son depósitos con diámetros de varios cientos de metros formados por materiales de color claro depositados en el interior de cráteres de impacto de gran tamaño. Nadie sabe qué son exactamente, pero se cree que quizás podrían haberse formado por la acción de géiseres de hidrógeno.

Pico central del cráter Eminescu con las misteriosas cavidades (NASA).

Cavidades en falso color en el cráter Raditladi (NASA).

Cavidades en el cráter Tyagaraja (NASA).

Detalles de cavidades con una resolución d e15 metros por píxel (NASA).

Pico central del cráter Degas con materiales de color claro (NASA).

MESSENGER nos está descubriendo un mundo completamente distinto a lo que esperábamos. Lejos de ser una "Luna grande", Mercurio es un mundo activo que aún guarda muchos misterios. Por cierto, hablando de misterios, ¿confirmará MESSENGER la presencia de glaciares en los polos de Mercurio? Estaremos atentos.

El cráter Apollodorus en medio de las Pantheon Fossae, unas misteriosas estructuras tectónicas apodadas como "la araña" (NASA).

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