lunes, 12 de diciembre de 2011

Panspermia: ¿Somos todos extraterrestres?

¿Lo somos? Bueno, de hecho tu y yo nacimos en este planeta, en la Tierra, así que poco probable es que seamos directamente extraterrestres (excepto que este blog esté siendo leído por alguna civilización extraterrestre, en cuyo caso si lo eres). Al hacer esa pregunta no me refiero específicamente a la raza humana, pero ¿qué tal nuestros ancestros? Tal como fue planteado por Charles Darwin en su teoría de la evolución por selección natural, todas las especies de animales que coexisten en la actualidad descienden de especies primitivas anteriores, y a su vez, todas las especies primitivas deben tener un único ancestro común. Todos los seres vivos de este planeta, desde bacterias y organismos unicelulares, hasta las plantas, animales, mamíferos y el ser humano, compartimos un único ancestro común del que todos descendemos.

La pregunta que esta situación nos plantea es: ¿de dónde surgió este ancestro común que todos compartimos? Es una de las preguntas aún no contestadas por la ciencia y una situación que aún no hemos podido recrear completamente en nuestros laboratorios. ¿Cómo es que la materia inorgánica e inerte se convirtió, de un momento a otro, en materia orgánica, viva, con capacidad de reproducirse a sí misma, adecuándose y condicionándose de acuerdo al entorno? Es obvio pensar que este fue un proceso sumamente complejo, no cabe duda que debieron darse interacciones muy complicadas entre moléculas de diferentes compuestos químicos (como carbono, oxigeno, nitrógeno e hidrogeno) y diferentes fuentes de energía (como radiación solar, fuertes mareas oceánicas y descargas eléctricas provenientes de rayos).

Las teorías son muchas y cada una de ellas suscita aún más preguntas. ¿Es la vida un evento insólito y azaroso que se dio por pura casualidad en nuestro planeta? ¿O es la vida algo muy común en el Universo, y allí donde se encuentren presentes los componentes básicos mencionados, allí seguro se generará la vida? Y la que me propongo a analizar en este artículo es una de las teorías más interesantes que se han propuesto sobre el surgimiento de la vida en nuestro planeta: la Teoría de la Panspermia.


¿Recuerdan el ancestro común a todos los seres vivos que mencioné algunos párrafos atrás? Bueno, lo que la Teoría de la Panspermia nos propone es que dicho organismo ancestro no surgió de manera natural en nuestro planeta, sino que llegó desde el espacio exterior. Suena a ciencia ficción ¿no? Pues todo lo contrario, es una de las teorías científicas más serias y firmes planteadas por la astrobiología para explicar el desarrollo de la vida en nuestro planeta.

Dentro de la Teoría de la Panspermia encontramos dos vertientes hipotéticas principales, que explicaré de la manera más sencilla posible a continuación:
  • La primera de estas hipótesis nos dice que la materia orgánica necesaria para la formación de la vida llegó desde el espacio, los cometas que tienen agua en forma de hielo pudieron ser la fuente, o tal vez diversos meteoritos o asteroides al caer pudieron traerla, pero la vida surgió aquí en la Tierra. Según esta hipótesis la materia prima es importada desde afuera, pero el surgimiento de la vida a partir de dicha materia es local; la vida se generó en la Tierra.
  • La segunda hipótesis nos dice que no solo vino de afuera la materia orgánica con capacidad para crear vida, sino que la vida misma pudo haber venido del espacio, en forma de bacterias u organismos simples ya desarrollados, que solamente tuvieron que adaptarse al medio terrestre y reproducirse.
Una de las vertientes más controvertida de la Teoría de la Panspermia nos plantea un hipotético pasado en el planeta Marte, donde la vida era abundante y fértil, tiempos en los cuales aún no se había desarrollado la vida en nuestro planeta. Entonces algún objeto del espacio, como un cometa o asteroide de gran tamaño, colisionó con la superficie marciana, expulsando hacia el espacio múltiples fragmentos de rocas y piedras que transportaran consigo bacterias u organismos simples capaces de sobrevivir al vacío del espacio. Luego, dichos fragmentos pudieron haber colisionado con nuestro planeta, y a partir de las bacterias que estos transportaban la vida germinó en la Tierra. Si esta teoría fuera cierta, entonces todos nosotros seriamos descendientes de marcianos.

Lo primero que parecería ir en contra con la Teoría de la Panspermia es preguntarse cómo algún organismo, sea simple o complejo, puede sobrevivir en las condiciones extremas del espacio, o a las condiciones aún más extremas que se dan cuando un cometa, asteroide o meteorito colisiona con la superficie de nuestro planeta. Sin embargo se han encontrado algunas especies de bacterias, denominadas extremófilas, que son capaces de soportar condiciones de radiación, temperatura y presión extremas. Por ejemplo, se han descubierto estas clases de bacterias en cercanías a volcanes y chimeneas oceánicas, donde las temperaturas son muy elevadas; y en el margen opuesto, se han descubierto en las profundidades de los hielos polares, prosperando y desarrollándose en un estado de congelamiento casi completo.

Pero más allá de las pruebas a favor o en contra, ¿cuál es el problema principal de esta teoría? El problema principal es que no resuelve ni explica la pregunta fundamental acerca de cómo surgió la vida, sino que traslada ese surgimiento a un lugar diferente. Entonces nos preguntaríamos: ¿cómo surgió por primera vez esa vida, que luego llegó a nuestro planeta a través de cometas y asteroides? Y la respuesta sigue siendo la misma: no lo sabemos. Tenemos algunas teorías e ideas muy firmes acerca de cómo un organismo muy simple, como una bacteria, tras miles de millones de años de evolución, logra diversificarse, evolucionar y convertirse en lo que hoy somos nosotros. Pero no tenemos ni idea de cómo un compuesto químico inorgánico logra, en primer lugar, transformarse en ese organismo vivo simple. Podríamos decir que hemos logrado determinar cómo pasamos de uno a millones, pero aun no conseguimos explicar cómo pasamos de cero a uno.

Aun así, la Teoría de la Panspermia no solamente es sumamente interesante y abre nuestra imaginación a niveles nunca antes pensados, sino que también nos plantea una serie de cuestiones filosóficas acerca de nuestra propia especie. Que bello golpe al ego del ser humano, que siempre nos ha llevado a creernos dueños totales y absolutos de este planeta, si lográsemos probar que en realidad ni siquiera surgimos en éste como formas de vida, sino que somos simplemente visitantes del espacio que llegamos desde afuera y alquilamos este planeta cuando aún se encontraba desolado. O por ejemplo, podríamos pensar que en algún lugar remoto de la galaxia existía hace miles de millones de años un planeta con una civilización tan avanzada como lo somos nosotros ahora, luego por una colisión con un cometa algunas bacterias de dicho planeta “emigraron”, y tras viajar cientos de miles de años a través del cosmos, vinieron a toparse con el joven planeta Tierra, donde cayeron, emergieron, se reprodujeron, evolucionaron y llegaron a convertirse en el ser humano. Piénsenlo, en ese hipotético caso, en nuestro pasado más remoto fuimos sólo las simples bacterias de una civilización avanzada.

Las especulaciones, conjeturas, hipótesis y preguntas que se derivan de la Teoría de la Panspermia son muchísimas; si dejamos volar nuestra imaginación no encontraremos límite alguno. Pero creo que principalmente debemos acudir a ella con dos objetivos muy concretos: un objetivo científico, que nos ayude a comprender de donde surgió la vida, cómo surgió y que tan común es su presencia en el Universo; y un objetivo filosófico, que nos haga vernos de una forma diferente como especie habitante de este planeta, con el objetivo de empezar a tratar con el respeto que se merece a nuestro ecosistema y al resto de la especies que coexisten con nosotros.

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